En la actualidad, existen enfermedades que están acabando con la sociedad, tales como el estrés y la depresión. Pero esto no es coincidencia, pues tiene mucho que ver con el ritmo y el tipo de vida que llevamos.
Hablemos teóricamente del estrés, que es un estado de activación biológico de nuestro cuerpo. De hecho, la traducción literal del inglés sería "presión" o "carga", es decir, describiría el objeto o el fenómeno que pone en marcha la activación y no la activación misma. Para ser estrictos deberíamos llamar "respuesta al estrés" a aquello que habitualmente consideramos estrés.
Todos hemos experimentado sensaciones de palpitaciones frente a determinadas situaciones, como por ejemplo, un examen. Las palpitaciones representan la activación del cuerpo frente a una situación de estrés. Si somos capaces de controlar esta respuesta, no tendremos más problemas. Sin embargo, si esta respuesta de activación es excesiva nos producirá un gran malestar e incluso afectará a nuestro rendimiento.El estrés, que acompaña a la vida de los seres humanos, como un precio constante de su existencia. La cascada de eventos clínicos que incluyen la ansiedad y la depresión son manifestaciones patológicas frecuentemente presentes como consecuencia del estrés intolerable. Como podemos ver, al final estas enfermedades se encuentran entrelazada unas con otras.
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, la mayoría de las causas que provocan el estrés son por circunstancias sociales, el trabajo, el tránsito, el tiempo, las exigencias sociales… hacen que nuestros límites se conviertan en vulnerabilidad.
Dejar de vivir, dejar de darle importancia a lo importante, dejar de sentir… son las principales armas del estrés. Así que hagamos lo contrario para ganarle la batalla.
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